La vida está mejorando: los osos polares se han vuelto más tranquilos y mejor alimentados

A pesar de la difícil situación internacional, la investigación científica conjunta sigue siendo lo que une a Rusia y los Estados Unidos. Uno de estos proyectos es la cooperación en el Ártico, donde ambos países estudian el cambio climático y los cambios relacionados en los biosistemas, en particular el estado de la población de osos polares.

En las últimas décadas, el hielo del Ártico se ha derretido rápidamente: el área total de la capa de hielo está disminuyendo, los períodos de formación estacional y el derretimiento del hielo están cambiando. Todo esto afecta negativamente la vida de los osos polares, que no tienen tiempo para adaptarse a las condiciones cambiantes. El hecho es que para los osos polares, la presencia de vastos espacios de hielo es estratégicamente necesaria. Es en el hielo que se aprovechan de los pinnípedos (focas anilladas, morsas, lahtaks), que son su alimento principal. Su piel blanca es ideal para cazar en hielo, y en tierra y en las aguas abiertas del océano tienen menos probabilidades de encontrar comida.

Debido al intenso derretimiento del hielo, los osos se ven obligados a migrar largas distancias, siguiendo la retirada del hielo. En busca de lugares para cazar, nadan cientos de kilómetros, lo que conduce a un agotamiento severo y, a menudo, a la muerte de los animales. Se ha vuelto más difícil para las hembras alimentar a las crías, y los machos tienen dificultades. En este sentido, en años anteriores, los científicos han registrado repetidamente osos polares en estado crítico causado por una falta prolongada de alimentos.

Pero la temporada de campo completada inspiró esperanza en los científicos. En el verano de 2018, un grupo conjunto de científicos de Rusia y Estados Unidos trabajó en el área de la isla Wrangel. Los empleados de la reserva, ubicada en una isla rusa, compartieron los resultados de la expedición.

Se observó que los osos polares de la costa de Chukotka se volvieron menos agresivos, su forma física mejoró notablemente. Los animales se calmaron y se alimentaron mejor, lo que indica una mejora en el suministro de alimentos. Los resultados de la expedición, sin duda, complacieron tanto a los científicos como a los amantes comunes de los osos polares.

En total, según datos de 2014, alrededor de 20-25 mil osos polares viven en nuestro planeta, de los cuales aproximadamente 5-6 mil individuos se encuentran en el sector ruso del Ártico.

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